En el marco del Taller Regional del Programa EUROCLIMA+ de la Unión Europea, que se desarrolló del 14 al 17 de mayo en Antigua –Guatemala–, el proyecto presentado por investigadores del INTA y del Centro para la Investigación en sistemas sostenibles de producción agropecuaria (CIPAV) de Colombia es uno de los siete seleccionados y recibirá 1,7 millones de euros de financiamiento.
En América Latina, la agricultura familiar es altamente vulnerable a las variabilidades y cambios en el clima, que resultan en riesgos productivos y financieros, deterioro de recursos, capacidades organizacionales y, en casos extremos, en migración. Para adaptar estos sistemas al cambio climático, el programa EUROCLIMA+ aprobó siete proyectos que se financiarán con fondos de la Unidad Europea en 12 países de la región.
Edurne Battista, una de las referentes del proyecto del INTA, expresó que “el proyecto propone diseñar, implementar, evaluar y sistematizar medidas que mejoren la resiliencia frente a sequías, inundaciones, incendios y eventos extremos, diversificando los sistemas (genética, productiva, comercial, organizacional), mejorando la eficiencia de captura, almacenaje y utilización del agua y fijando y secuestrando carbono orgánico en los suelos y la vegetación.
El proyecto presentado por el INTA buscará poner el foco en el cordón hortícola de La Plata –una zona que produce el 72 % de las hortalizas comercializadas en el Mercado Central de Buenos Aires–, el territorio semiárido de Traslasierra (Córdoba) –zona en la que conviven la agricultura familiar con emprendimientos agropecuarios de gran escala– y en el piedemonte amazónico colombiano predomina población de campesinos que llegaron del interior del país a colonizar –región de la selva que enfrenta conflictos por la baja productividad de sus tierras, dedicadas en su mayoría a la ganadería extensiva–.
La iniciativa del INTA, que se desarrolla junto con Colombia y los socios locales del IICA y la Secretaría de Agroindustria de la Argentina tiene previsto trabajar con 190 familias que se dedican a la ganadería y horticultura, que presentan alta vulnerabilidad socio-económica y están en regiones con efectos negativos del cambio climático.