A último momento, la diplomacia europea presionó al Mercosur para apurar la firma de acuerdo de libre comercio entre ambos bloques antes de la cumbre del G20, cuando los presidentes se reúnan a fin de noviembre en Buenos Aires. En esta oportunidad los europeos quieren demostrarle a Donald Trump que sus medidas proteccionistas van en contra de la ola aperturista que impera el mundo. La idea es dar una fuerte señal de multilateralismo.
La reunión convocada por la Unión Europa es con carácter de urgencia, y busca dialogar con los encargados de comercio y de agricultura del Mercosur a mitad de este mes. Esta ronda de negociaciones fue confirmada por el Gobierno y diplomáticos de Uruguay.
La posibilidad de cerrar un acuerdo este mes se ve afectada por el cambio de mandatarios de Brasil, ya que el nuevo presidente electo, Jair Bolsonaro, no se ha mostrado muy adepto al Mercosur por ahora. De esta forma, el progreso del convenio va a depender de la autonomía que tenga Brasil para negociar, ya que el ministro de Hacienda brasileño, Paulo Guedes, expresó hace pocos días que la Argentina y el Mercosur “no son prioridad” para el nuevo gobierno.
Pero esa no es la única traba, ya que todavía faltan algunas negociaciones. Desde el lado de la Unión Europea se necesita cerrar el tema de aranceles por autopartes, de indicadores geográficos de normas de origen, el transporte marítimo y los aranceles o cupos de los lácteos. Por su parte, el Mercosur debe resolver el interrogante europeo sobre el ingreso de las carnes, biodiesel y arroz al mercado de la UE.