«La recepción fue bastante positiva, hubo un cambio en los últimos cinco o seis años, cuando las principales asociaciones empresariales pasaron a apoyar el acuerdo, no solo por la perspectiva de comercio, sino de atracción de de inversión extranjera (…) Hay una sensación de que es un logro importante para la región», dijo el exsecretario de Comercio Exterior de Brasil, Welber Barral.
En diálogo con CNN Radio Rosario, el funcionario del gobierno de Lula, advirtió que se trata de una negociación que arrancó con la presidencia de Fernando Enrique Cardoso, y que resistió los cambios de signo ideológicos de las gestiones de turno a lo largo de los años. «Hubo un esfuerzo grande de Lula en 2010, pasó por Dilma, por Temer y se cierra con Bolsonaro, en todos estos gobierno siempre hubo un análisis de que el acuerdo era positivo para Brasil», apuntó.
Respecto al impacto puntual del acuerdo sobre sectores productivos brasileros, el exfuncionario detalló que tanto la lechería como la vitivinicultura son los que están en la primera línea. En vistas de ello, los productores ya preparan la transición: «En los dos casos hubo reuniones en las que le pidieron al gobierno la reducción de aranceles para la compra de equipamientos. Ya hay una reacción de sectores que buscan mejorar su competitividad».
En cuanto a los rumores de nuevos acuerdos, entre ellos, con Estados Unidos, Barall apuntó que los que más chances tienen de avanzar son los que fueron iniciados con anterioridad por otros gobiernos, y que «todavía no se ve una política exterior clara por parte de Bolsonaro más que el acercamiento a EE.UU e Israel».