La guerra entre Rusia y Ucrania sigue generando consecuencias impensadas en diferentes ámbitos. Si bien ningún país se ha querido sumar a la lucha armada, sí que son muchos los que están intentando cercar a Rusia a base de restricciones. El último país en sumarse a esta lista es Taiwán, que va a restringir el envío de procesadores tanto a Rusia como a Bielorrusia.
La isla de Taiwán es uno de los centros de producción de procesadores más avanzados del mundo. Por esto mismo, esta prohibición va a hacer mucho daño a Rusia, que hasta la fecha está tratando con mucha dificultad de hacerse con procesadores.
En esa línea, se observa que el país está teniendo problemas de suministro en muchos sectores, especialmente en el tecnológico. Rusia llevaba ya algunas semanas luchando para poder sustituir todos los procesadores x86 de Intel y AMD, ya que Estados Unidos y otros países habían prohibido las exportaciones de estos por completo.
La única solución que parecía viable para Rusia era acudir a China (uno de los pocos países con el que aún mantienen relaciones comerciales) para obtener de allí chips compatibles con x86, aun sabiendo que estos tienen un rendimiento sensiblemente peor. Adicionalmente a esto, Rusia está intentando migrar a otros servidores utilizando algunos con procesadores Elbrus, de fabricación propia, pero que no parecen ser demasiado seguros. De hecho, el banco más grande del país ha rechazado completamente la utilización de estos.
Por todo esto, la prohibición de Taiwán llega en el peor momento posible. Estas restricciones, aprobadas por el Ministerio de Asuntos Económicos de Taiwán, prohíbe exportar tanto a Rusia como a Bielorrusia chips más rápidos que 25 MHz, lo que supone que no podrán obtener microprocesadores que sean más rápidos que un i386 de Intel de 32 bits, fabricado en 1980. Por supuesto, eso excluye procesadores de la década de los 90 en adelante. Además de estas, las restricciones se extienden a los chips con un rendimiento de 5 gigaflops o superior, una unidad lógica aritmética de 32 bits o más, velocidades de interconexión externa de 2,5 MB/s o superior, más de 144 pines y/o un retardo de programación de puerto básico de menos de 0,4 nanosegundos.
Esta prohibición parece no haber sentado nada bien a China, país que ha emitido una declaración acusando a Taiwán de estar dejándose influir por otros países para llevar a cabo estas duras prohibiciones.