Un equipo internacional de expertos logró dar un gran paso que permitirá a científicos y productores identificar rápidamente genes dominantes para mejorar su rendimiento y su resistencia a las plagas: ha secuenciado, por primera vez, los genomas de 15 variedades de trigo cultivadas en todo el mundo.
La investigación, publicada por la revista Nature, permite generar el «atlas más completo» de las secuencias genómicas de este cereal, clave para conocer sus rasgos más importantes.
Al respecto, el director del Centro de Desarrollo de Cultivos de la Universidad canadiense de Saskatchewan (USask), Curtis Pozniak explica que, al tener disponibles «muchos conjuntos genéticos completos», ahora es posible «resolver el gran enigma que es el extenso pangenoma del trigo», al tiempo que abren la puerta a una «nueva era de descubrimientos y de prácticas de cultivo».
Vale señalar que el Proyecto Genoma 10+, Liderado por USask, reunió a más de 95 científicos de universidades e institutos de Canadá, Suiza, Alemania, Japón, Reino Unido, Arabia Saudí, México, Israel, Australia y Estados Unidos.
«Este recurso nos permite controlar de manera más precisa los cultivos para aumentar la tasa de mejoramiento del trigo y beneficiar a agricultores y consumidores, así como para satisfacer futuras demandas de alimentos», remarca Pozniak. «Ahora podemos identificar diferencias genéticas entre líneas de trigo que son importantes para mejorar los cultivos. Podemos así comparar y contrastar el complemento completo de las diferencias genéticas para hacer que cada variedad sea única», agrega el especialista.
Además, los expertos celebran que este estudio es solo el comienzo, pues confían en generar en los próximos años «miles de secuencias genómicas de trigo», en las que se incluyan también el material genético aportado por otras variedades de trigo silvestre.
Es oportuno comentar que este cereal es uno de los más cultivados y desempeña un papel importante en el sistema de seguridad alimentaria en todo el mundo, donde aporta en torno al 20 % de las necesidades calóricas de la población. Diferentes estudios estiman que, para satisfacer la demanda mundial, la producción total deberá aumentar en hasta un 50 % para 2050.