El nuevo rango del tipo de interés se eleva del 1% al 1,75%, convirtiéndose en el aumento más alto desde el año 1994 y en el tercer ajuste al alza que efectúa el banco central estadounidense en este 2022, tras cuatro años de mantenerla sin cambios.
La agresiva decisión responde a los esfuerzos del organismo por frenar el alza en los precios en los Estados Unidos, tras registrar una inflación de 8,6%.
En el comunicado publicado este miércoles, el organismo anticipa que el ajuste de tasas continuará.
En definitiva, la Reserva Federal subió los tipos de interés ayer en 75 pb. El objetivo, según sentenció Jerome Powell, presidente del organismo, es claro: detener la escalada de la inflación sin que las medidas de la Fed ahonden en un deterioro económico. Por ello, Powell no descarta una nueva subida de 75 pb en la próxima reunión.
La iniciativa del banco central de EEUU tiene un efecto colateral para la Argentina, con dólares más escasos -pese a los aún altos precios internacionales- y presiones devaluatorias para el castigado peso. Los analistas también consideran que una desaceleración de la actividad en los EEUU “derramará” en la región y en el ámbito local se reflejará en un menor PBI y baja en los ingresos fiscales en concepto de retenciones a las exportaciones.
1) Modera el aumento de precios de materias primas. En este caso, el impacto para la Argentina se viene descontando por el lado del comercio exterior, prácticamente con efecto neutral. Mientras que los precios internacionales de las principales exportaciones del país -granos y derivados industriales- regresaron a niveles máximos en una década, también subieron los precios de la energía, que compone una parte importante de la canasta de importaciones nacionales.
2) Salida de capitales y menos crédito. Al convalidar tasas más altas, la Fed apuntala el fortalecimiento del dólar respecto de otras divisas, pues los mayores rendimientos financieros en el sistema norteamericano atraen capitales a los EEUU. En sintonía, la Fed fomenta en cierto modo una salida de capitales de mercados emergentes, a donde se habían redirigido para aprovechar tasas superiores a las norteamericanas.
3) Presiones devaluatorias. Un dólar más fuerte tiene correlato con una mayor debilidad de las monedas emergentes. Los dos principales socios comerciales de la Argentina, China y Brasil, pueden registrar una depreciación de sus monedas, el yuan y el real, e indirectamente ejercer una presión a devaluar más rápido el peso argentino, cuando la economía doméstica padece -por factores propios- una de las inflaciones más altas del mundo.
Los mercados tratan ahora de cotizar estas decisiones y si bien mostraron verdes el día miércoles, el jueves los futuros comenzaron nuevamente en rojo.