El derrumbe de economía Argentina provocó la idea de efecto contagio, y se cree que puede pasar sus problemas financieros a otros países emergentes en una escala mundial. Esto se debe a que ciertos problemas económicos de una nación pueden causar el retiro de capitales de inversores internacionales en países con riesgos similares.
Es así como una crisis financiera puede extenderse rápidamente a otras regiones a través de vínculos comerciales o préstamos de los bancos internacionales. Esto se ve evidenciado en la paralela devaluación de la moneda de Turquía y Argentina.
Cuando una economía comienza a desestabilizarse, las empresas tienden a recortar la producción y reducir el número de empleas. Como resultado, los consumidores tienen menos dinero para gastar en bienes disminuyéndose también las importaciones. Esto impacta negativamente en las empresas globales que exportan una gran cantidad de productos al país.
Aquellas empresas multinacionales que invierten dinero alrededor de todo el mundo pierden la confianza en países emergentes durante una crisis económica. Es por eso que los inversionistas tienden a vender activos más riesgosos, como monedas o acciones de mercados emergentes, y se aferran a los más seguros, como el dólar estadounidense o los bonos del gobierno emitidos por las principales economías.
Lo mismo sucede cuando los bancos de un país poseen activos en otro país que está atravesando déficit fiscal. Cuando eso sucede, el valor de estos activos cae y los inversores se preocupan por las decisiones del banco central para lidiar con la situación.
Ante la incertidumbre, se preguntan cómo esto afectará su capacidad de prestar dinero a los consumidores y otros prestatarios, y consecuentemente modifican las acciones de los bancos europeos, influyendo negativamente en la economía del país emergentes con economías similares a las de Turquía y Argentina.