Según Gustavo Idígoras, presidente del Centro de Exportadores de Cereales (CEC) y la Cámara de la Industria Aceitera (Ciara) el 2018 fue un año negativo y volátil, ya que la exportación en el sector agroindustrial, que tiene la capacidad de generar el 50% de las divisas del país, sufrió una sequía de que marcó una pérdida de 22 millones de toneladas de granos, causando que el PBI del año pasado cayera más de un 1,5%.
Sin embargo, pese a la devaluación, la sequía y la vuelta de las retenciones en algunos productos del agro durante el 2018, el sector tiene buenas expectativas con respecto a este 2019, siempre y cuando la estabilidad económica y el clima acompañen.
Estas reservas que se tienen pese a los bueno augurios se debe a que el año pasado, para el exagregado agrícola ante la Unión Europea, las crisis cambiaría paralizó las ventas de soja por la alta volatilidad del tipo de cambio. Cabe destacar que ante este escenario, el Gobierno Nacional tomó la decisión de elevar los derechos a exportación tanto para harina, aceita y biodiesel.
Indígoras explicó que la harina y el aceite de soja son los principales exportados por el país, ya que representan el 25% del total de bienes, manifestando: “Los subieron tres puntos y los nivelaron con los derechos pagados por la exportación de soja. Esta nivelación produce que sea más costoso moler en la Argentina que en los países compradores, ya que el valor agregado de la harina y el aceite llevan a pagar más impuestos por tonelada exportada”.
Para este 2019, el profesional prevé que habrá una primarización de las exportaciones nacionales. “Argentina venderá en esta campaña 16 millones de toneladas de soja, más del doble de los niveles históricos. Esto va a disminuir la molienda de grano en el país y se trasladará a china, siendo el único comprador relevante, lo que provocará cambios en los criterios de compra, los plazos y los precios relativos. Según analistas económicos, Argentina podría perder hasta 500 millones de dólares de ingresos fiscales”, afirmó el presidente del Centro de Exportadores de Cereales (CEC) y la Cámara de la Industria Aceitera.
El precio de los granos para el 2019 apuntan a un buen nivel, aunque en este sentido es clave que el tipo de cambio siga de cerca la inflación, previendo un escenario base de precios internacionales con una soja FOB argentino de US$345 en mayo y un maíz que se ubica en US$170 en febrero y un trigo a US$230, que se mantendría estable durante todo el año.
En cuanto al sector cárnico, el precio del aumento en las exportaciones y la demanda de mercados nuevos no logra reflejarse en el bolsillo del productor, viéndose esta situación de manifiesto con una faena de hembras del orden del 46%.
Por otro lado, el sector tambero se lleva la peor parte, ya que vienen sufriendo una crisis de carácter terminal, con inundaciones seguidas de sequías, con costos que en un 83% están dolarizados, con un precio por litro que no sube y los coloca para comienzos de 2019 en una de las peores brechas históricas con respecto a los costos de producción.