Este indicador es un seguimiento que realiza la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) donde rastrea cómo se conforman los precios a medida que pasan por los distintos eslabones, en el recorrido que va desde el campo hasta llegar al consumidor.
Natalia Ariño, economista de FADA, explica que “el efecto del aumento del dólar de los últimos meses impactó en todas las cadenas, fundamentalmente en sus estructuras de costos. Ya sea porque los insumos de la actividad requieren productos que necesariamente están atados al dólar, como maíz, soja o trigo utilizados en la producción de tambos, feedlots, harinas y pan. Como también de los costos propios de producir que, en una economía inflacionaria como la que estamos viviendo, hay un traspaso de dichos aumentos a los precios”.
Los impuestos que se presentan en las distintas cadenas productivas analizadas por FADA van del 26% al 32%. Por su lado, los costos de producción rondan entre el 88% y el 70% del precio final, siendo el sector lácteo la cadena con mayores costos en relación al precio.
Según David Miazzo, economista jefe de FADA, “el principal costo que aumentó fueron los referidos a insumos para alimentos tras un doble efecto: sequía y dólar”.
Por su parte, el sector lácteo arroja datos alarmantes: en la formación del precio del sachet de leche toda la cadena láctea presenta un resultado negativo. El tambo es el más perjudicado, ni siquiera alcanzó a cubrir sus costos operativos. El comercio presenta una pérdida de $0,20 por sachet de leche.
La cadena del queso presenta un resultado negativo de $14,60 por kilo de queso cremoso. Como en el caso de la leche, el tambero sigue perdiendo. En concreto, para este producto, la pérdida del sector primario genera que la cadena en su totalidad sea deficitaria.
En tanto, la carne, carga con la mochila impositiva más pesada: según este último informe, los impuestos representan el 29,8% del precio final, de estos impuestos el 75% son impuestos nacionales, 21% provinciales y 4% municipales.
El aumento del dólar agudizó la situación por la que viene atravesando el sector tambero y también el feedlot, producto del aumento de los insumos.
En el índice de carne bovina de este semestre se incluyó el análisis de la etapa de cría, donde resalta que el mayor formador de precios en la cadena de carne es el Estado a través de los impuestos con una participación del 29,8%. El feedlot explica el 28,4% del precio final ($48,33), el ternero el 21,6% ($36,76), el frigorífico el 7,1% ($12) y la carnicería el 13% ($22,18). El precio final relevado por el IPCVA fue de $170,03 por kilogramo de carne.
La cadena de carne bovina presenta ganancias mínimas, del 1% del valor final. El feedlot sigue con déficit, por el impacto de los precios de sus insumos básicos para la alimentación, inflación y devaluación.