Un parásito del campo bien conocido en América, amenaza ahora con diezmar también las cosechas en otros continentes. El cogollero del maíz, conocido también como oruga militar tardía, a pesar de su nombre se alimenta no solo de maíz, sino de otros tipos de cereales, así como de algodón y otras plantas, y los efectos de su expansión han sido percibidos en los últimos tres años primero en África y luego en Asia.
Las larvas de esta especie de polilla de grandes dimensiones —alcanza una longitud de 3 a 4 centímetros— causaron pérdidas a los cultivos por un valor de 13.300 millones de dólares durante sus primeros tres años en África (entre 2016 y 2018). Los países más afectados fueron los de la parte occidental del continente, pero el cogollero se ha difundido por casi toda el África subsahariana.
En lo que a China respecta, la plaga avanzó en cuestión de meses desde la frontera sur hasta 18 provincias para finales de mayo, afectando a 90 mil hectáreas de plantaciones de cereales. El área de dispersión del insecto puede extenderse el próximo año con «alta probabilidad» a toda la zona productora de grano del país asiático mientras que las regiones especializadas en el cultivo del maíz del noreste chino pueden sufrir el ataque del insecto ya este junio.
La plaga puede reducir el rendimiento del maíz entre un 20 y un 50% y el del sorgo en un 16%. Una polilla hembra puede poner hasta mil huevos durante su vida, volar hasta 100 kilómetros en una sola noche y procrear en un mes, si las condiciones son favorables.
En cuanto a la propagación del insecto, se destacan dos causas: el comercio y los temporales asociados con el fenómeno climático de ‘El Niño’. Resulta más difícil predecir la expansión del cogollero hacia Europa dado que el insecto prefiere las latitudes tropicales, pero puede aparecer pronto en ciertas áreas de España, Italia y Grecia. En el resto del mundo, se consideran zonas de alto riesgo Australia, Indonesia, Malasia y Filipinas.