Al igual que en las semanas anteriores solo se han desarrollado lluvias moderadas que privilegiaron los extremos opuestos del país. En el NEA, fundamentalmente en Misiones y Corrientes y sobre el oeste Patagónico donde las lluvias se combinaron con intensas nevadas.
Muy por el contrario la región pampeana, y en especial la zona núcleo, mantienen una ausencia de precipitaciones que lleva casi treinta días. Hay que remontarse a las celebraciones del 25 de mayo para contabilizar un aporte pluvial medianamente generalizado sobre las áreas de cultivo.
Cambiamos de estación pero lamentablemente no se prevén cambios de relevancia en el comportamiento de las lluvias sobre el centro del país.
El requerimiento hídrico actual de toda la franja oeste se cuenta de a varias decenas de milímetros, valores con muy poca probabilidad de ser obtenidos si consideramos que la media histórica de los últimos cincuenta años apenas alcanza los cinco o diez milímetros mensuales para junio y julio.
Más allá del comportamiento atmosférico regional estable y frío con que se inicia el invierno los indicadores de escala global tampoco son alentadores, las temperaturas de la superficie del mar en el Pacífico ecuatorial central se mantienen por debajo del promedio y son consistentes con condiciones Niña que probablemente se mantendrán durante el trimestre julio / septiembre de 2022.
Esta continuidad del escenario Niña no es pluvialmente contraproducente de manera directa, porque el efecto negativo del enfriamiento del Pacifico es poco relevante en invierno, que es nuestro periodo seco. Pero sí lo es porque la continuidad del forzante Niña aleja mucho más las probabilidades de recibir aportes adicionales de agua por encima de la media estacional sobre el oeste argentino.
Por el momento los pronósticos de corto plazo anticipan la continuidad de las condiciones de tiempo estable y frío que se viene observando desde finales de mayo, con precipitaciones que mantendrán similar distribución a la que han presentado los últimos quince días, es decir sobre el noreste argentino y el noroeste de la Patagonia.
Eventualmente algunas lluvias y lloviznas podrían alcanzar el extremo este de la región pampeana, fundamentalmente la costa Atlántica, pero con valores inferiores a los cinco milímetros.
Todo indica que junio finalizará con la misma escasez pluvial que mantuvo todo el otoño y probablemente julio se iniciará de igual modo, limitando cada vez más las oportunidades de contar con humedad para las siembras en aquellos sectores que aguardan una mejora aunque sea superficial.